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Normalmente un político comienza su carrera dentro de un partido o una organización política o en en un cargo y de ahí escala posiciones. Pero rara vez ocurre que un político suba, y menos aún en Venezuela, y a continuación caiga en popularidad para luego lograr aumentarla. Este es el curioso caso de Antonio Ledezma. Con el tiempo, él no sólo logró alcanzar una disciplinada e impactante victoria contra la maquinaria de Chávez y el popular candidato Chavista Aristóbulo Istúriz, pero su imagen pública sigue aumentando, no sólo por encima de donde no la tuvo nunca, pero aún más sorprendente por encima de cualquier dirigente de la actual oposición venezolana.
Desde su elección el pasado mes de Noviembre como alcalde de la zona metropolitana de Caracas, Ledezma se ha convertido en el más consistente y persistente dirigente político de la heterogénea oposición. Evidentemente, él ha sido ayudado por la forma como Hugo Chávez le despojó de la mayoría de sus funciones, responsabilidades y financiamiento como alcalde. Este asunto ha sido tan escandaloso y antidemocrático, que todo el mundo ha podido ver como Hugo Chávez se robó los votos de la gente de Caracas después de la elección de Ledezma.
Pero aún más importante, Ledezma ha compensado su falta de carisma con su estilo enérgico. En Navidad parecía como si sólo Ledezma y Chávez no se fueron de vacaciones y Ledezma ha luchado desde entonces la inmoral guerra contra él con una dignidad y un aplomo notable.
Lo que ha hecho Ledezma es regresar al estilo que lo ayudó a destacarse como dirigente estudiantil de Acción Democrática, trabajando sin descanso día tras día. El mismo estilo que llevó a su campaña y con el que logró en los 90 ser alcalde del Distrito Libertador, cargo para el que fue reelegido en 1998, pero cuyo plazo se acortó por la reforma constitucional de 2000. Y quizás, sólo quizás, es sólo una percepción personal que Ledezma carece de carisma, ya que derrotó dos veces a Aristóbulo Istúriz, y en su triunfo en Noviembre logró vencer a un Istúriz respaldado por la inmensa maquinaria Chavista, que tenía financiamientoilimitado. Eso es algo de lo que la mayoría de los políticos de la oposición, pasado y presente, no pueden jactarse de haber logrado.
Y tomando una maniobra del repertorio de Chávez, ahora es Ledezma que camina por todos lados con el pequeño libro azul que contiene la Constitución Bolivariana del 2000, como pueden ver en la imagen arriba, un símbolo y gesto que Chávez parece haber olvidado o será que se da cuenta de que sería un poco farsante ya que él ahora pisotea lo que llamó en una época «la mejor Constitución del mundo» casi a diario.
Y en medio de la crisis de Honduras, que realmente aburre a la mayoría de los venezolanos, Ledezma decide ir a una huelga de hambre en la sede de la OEA en Caracas, exigiendo la atención de la OEA y pidiendo a su Secretario General Insulza, que pida respeto a todos los países para la Carta Democrática de la OEA y que ésta no se aplique selectivamente como se ha hecho en los últimos años.
Y mientras el Gobierno de Venezuela estaba tratando de llegar a un acuerdo con la OEA para remover a Ledezma de sus sede, Insulza, quien parece haber perdido la poca credibilidad que le quedaba como Secretario General de la OEA, no tuvo otro recurso que aceptar las demandas que Ledezma sobre las cuales podía hacer algo, mientras que el Gobierno venezolano rápidamente pagó el dinero adeuda a la Alcaldía de Ledezma el la oficina el día anterior al término de la huelga.
Y mientras Chávez gritó y amenazó en Honduras, pero logró poco hasta ahora, Ledezma se convirtió en el centro de la atención (excepto en los medios del Gobierno) con su huelga de hambre, con el apoyo de los trabajadores del Ayuntamiento de Caracas y el flujo constante (¡y la multitud! ) de los visitantes en la OEA. (Aunque la mayoría de los políticos de la oposición ni siquiera mostraron su rostro)
Y Ledezma abandonó la huelga de hambre y salió de la OEA hoy más fuerte que cualquier político de la oposición. Fué el centro de atención y ahora será recibido en la OEA (acompañado por todos los gobernadores de oposición, una propuesta suya) a fin de presentar formalmente las numerosas violaciones de la Constitución de Venezuela y la Carta Democrática por el Gobierno de Hugo Chávez.
Es de hecho, un curioso caso, cómo Antonio Ledezma se ha reinventado a sí mismo regresando a su juventud, resurgiendo de la nada a convertirse en el político más importante de la oposición. Si esto habla mal de la oposición no es lo importante. La cuestión es que Ledezma parece tener mejor intuición y hambre política que los que pretenden dirigir los partidos de la oposición, sin haber recibido nunca la misma aprobación que los votantes le han dado ya varias veces a Ledezma.